Olga Elena Cisterna Muñoz, nació el 25 de octubre de 1989 en Cañete. Convive con su pareja desde hace 18 años con quien tienen una hija.

Conocida en la comuna de Cañete y toda la provincia como una mujer deportista y amante de los pedales, con un corazón solidario, un carácter firme y sobre todo una fuerza imparable cuando de avanzar se trata, esa es quizá, la forma más fácil de describirla a ella, nuestra invitada esta semana en crónicas de la provincia, Olga Cisterna Muñoz.

Hija de padres trabajadores como la Señora María Muñoz Flores y el Señor Sergio Cisterna Carrasco, además de su hermana Andrea Cisterna Muñoz con quien tiene una buena relación, pero paradójicamente no los mismos gustos deportivos.

Ya con 30 años de edad y todo el peso de la experiencia que dan las competiciones y el entrenamiento duro, Olga nos cuenta que su historia en los pedales lleva una trayectoria que da inicio hace 20 años; se toma una pausa y lleva su memoria atrás…
“A mí siempre me gustaron las bicicletas y recuerdo que un día fueron a la escuela donde estudiaba (escuela de niñas Arturo Prat Chacón) a invitarnos a participar y visitar la escuela de ciclismo de Cañete, entonces varias compañeras nos pusimos de acuerdo para asistir y ver que tal, después de ese primer día ya no me pude volver a bajar de la bicicleta, es una sensación inexplicable, tal vez es la misma que siente el futbolista con el balón, el beisbolista con su bate, no lo sé, pero sentir el viento sobre tu cara, sentir esa velocidad, esa adrenalina, todo se convierte en un complemento perfecto, en ese momento descubrí una felicidad diferente, una que aún sigue ahí, que me llena.”

Al preguntarle sobre sus cimientos, el apoyo de sus padres o sus mentores, Olga no duda en decir que el primer gran apoyo fue de su madre (María Muñoz Flores) recuerda que siempre la apoyó anímicamente, pues las condiciones económicas no daban para un apoyo diferente, pues ella hacía trabajos independientes para ayudar en el hogar, su padre (Sergio Cisterna Carrasco) en cambio, se preocupaba más por los gastos de la casa, el tema deportivo no le llamaba mucho la atención como modo de vida y aunque nunca se opuso tampoco fue un apoyo en este tema, sin embargo, el núcleo familiar siempre estuvo y fue algo que catapultó la pasión y ganas por continuar en este camino deportivo. Al hablar de esto, Olga también toma aliento para recordar con alegría a sus mentores.
“…mi primer mentor y considero que el más importante además de mis padres, fue y es Patricio Candia, sin su apoyo hubiese sido imposible destacar en este hermoso deporte, pues siempre tuvo fe en mí y ha sido un impulso cuando el miedo me paraliza, también el profe Claudio Salgado a quien admiro demasiado y quien fue una ayuda clave cuando más lo necesitaba, dos baluartes en dos perspectivas diferentes que contribuyeron mucho en mi camino”

Olga ha sido una de las deportistas más destacadas de nuestra comuna en esta área deportiva, es más, ha sido no sólo una representante comunal o regional, también ha representado al país en varias competencias internacionales, tal vez si el ciclismo fuese tan visible como otros deportes podríamos decir que es una deportista de elite, pues a pesar de no contar con patrocinios o las mejores ayudas en cuanto a implementos deportivos por parte de entidades de gobierno, se ha ido abriendo paso y dejando una huella imborrable en el ciclismo local, de hecho al preguntarle sobre si recordaba su primera competencia y el resultado de ésta, ella nos cuenta lo siguiente.
“Recuerdo que mi primera competencia en participar fue en una carrera MTB (Mountain Bike) en Curanilahue, fue emocionante y al tiempo complicado porque además de la alta exigencia se me pinchó la bicicleta, en ese momento sólo pensaba en que quería terminar la carrera, así que tome la bicicleta y empecé a caminar con ella, sólo quería cruzar la meta – recuerda con emoción – al final, lo logré, la felicidad fue enorme y más al descubrir que aun en medio de la adversidad llegué en el tercer lugar”
Al escucharla relatar esa historia y con tremenda emoción fue inevitable sentir la piel de gallina y recordar la hazaña de un gran maestro del pedaleo internacional que hizo historia, como Lucho Herrera, ciclista colombiano que marcó un hito en la historia del ciclismo sudamericano especialmente el 13 de julio de 1985 mientras participaba en el tour de Francia, donde faltando menos de diez kilómetros para cruzar la meta en Saint Étienne, cayó mientras descendía. Con su camiseta que lo identificaba como el mejor de la montaña, manchada de sangre por las heridas de la caída, retomó su bicicleta, continuó la carrera y logró ganar la etapa 14 del Tour de Francia. Sí, esa era sin duda la sensación más cercana al imaginar la primera hazaña de esta deportista cañetina, que a punta de esfuerzo y lágrimas logró construir su camino en este arduo y sacrificado deporte nacional.

Ahora con 30 años de edad y más de 20 años de pedaleo, Olga no olvida sus sueños deportivos, aquellas competencias internacionales donde participó en los panamericanos de ruta y de pista en países como Uruguay, Colombia y México. Ella también entiende que el panorama ha ido cambiando, que la pandemia nos fue moldeando los hábitos y, aun así, hay que seguirnos reinventando.

Desde hace un tiempo Olga se ha dedicado a enseñar a nuevos y futuros talentos del ciclismo, ha ido entrenándolos y apoyándolos. Todo esto ha sido posible gracias a la Escuela de Ciclismo de Cañete, que pertenece al área extraescolar de la municipalidad y con quien ha tenido una sincronía maravillosa para lograr los objetivos del equipo, nos cuenta que la emocionan las victorias de sus pequeños, como la de Joaquín Cofré que clasificó en los juegos escolares del año 2018 en el segundo lugar o la casi tripleta en el nacional de ruta federado de 2019 donde Guillermo Sáez ocupó el primer lugar y Benjamín Salgado, el segundo lugar y por poco Alexander Toro, que ocupó la cuarta casilla, sin dejar de mencionar a Esteban Valenzuela quien clasificó a los juegos de la Araucanía en el año 2019.

Pero también detrás de esa mujer fuerte y soñadora hay miedos, donde el mayor de ellos es el que ocurra alguna desgracia, algún accidente a cualquiera de sus alumnos, porque también reconoce que, aunque el ciclismo es un hermoso deporte también lleva sus riesgos, especialmente por conductores irrespetuosos que no conservan la distancia legal con los ciclistas en las vías (1.5 mts. en adelantamiento de los ciclistas), no obstante, cada día que comparte con ellos e incluso en su día a día, se encomienda a Dios, siempre vale una ayuda extra piensa, mientras tiene fe en que todo estará bien. Ahora además hay alguien que sigue sus pasos, una integrante que llena de luz sus días, su hija Thiare, que a su corta edad, lleva la pasión del ciclismo en sus venas, tal vez es ese cóctel de emociones que heredó de sus padres, porque sí, ambos practican este bello deporte que aunque no es tan relevante aquí como otras competencias deportivas, es sin duda un deporte que ayuda a la juventud a forjar un destino diferente, uno donde pueden conocer nuevos paisajes y desafíos que los lleven más allá de lo que la imaginación a veces permite por nuestra realidad.

Hoy, tuvimos el honor de contar esta historia, historia de una deportista silenciosa pero que ha dejado una huella indeleble en el deporte del ciclismo de nuestra provincia, con ustedes Olga Elena Cisterna Muñoz, quien al pedirle en una última pregunta si puede describirse, nos dice que…
“yo – entre risas – soy una amante al deporte, ciclista, madre y pareja al mismo tiempo, de profesión técnico en enfermería y actualmente monitora de ciclismo, perseguidora de sueños e incansable cuando de alcanzarlos se trata,”

Esta es su historia, en crónicas de la provincia queremos contarle de las personas que han dejado una huella, esos héroes anónimos que marcan la diferencia, esos que valen la pena referenciar.

Adjuntamos imágenes de la carrera deportiva de Olga Cisterna Muñoz y también un breve listado de sus logros deportivos.

En el sector Quillaitún, comuna de Los Álamos se encuentra ubicada la casa del Matrimonio MENDOZA MUNIZAGA, inmediatamente nos reciben los ladridos de varios perros que por el cerco nos miraban recelosos, tal vez por las mascarillas que traíamos puestas (no nos veíamos tan amigables), pero, que calmaron en el acto cuando apareció Otilia, la protagonista de esta historia, más bien, la Coprotagonista, ya que los protagonistas son sus 89 perros.

Otilia Munizaga Troncoso, una mujer de 73 años de edad, quien se mudó desde Concepción a la comuna de Lebu, acompañando a sus hijos, ambos Médicos que debían hacer su Zona en dicha comuna, dejando todo, para que junto a su compañero de vida, Rosauro Mendoza Cáceres deciden establecerse en la zona, quisieron realizar el proyecto de un refugio de perros abandonados en la ciudad del viento, pero, no sintieron el apoyo necesario, ni las condiciones para realizarlo.

Decidieron entonces emprender viaje un poco más al norte, Los Álamos, primero en una casa en Pedro de Valdivia lugar en el que instalaron este anhelado refugio para perros, donde duraron muy poco, ya que a los vecinos les molestaba el ruido que emitían los canes, por lo que tuvo que buscar otro lugar, ahí llegó finalmente a Quillaitún, un sector cercano a Cerro Alto, pleno campo, donde sus perros podrían ser felices y disfrutar libremente.

Golpeó muchas puertas, el Alcalde de ese entonces Lautaro Melita la ayudó en el pago del arriendo del lugar, lo que aún sigue ya que fue un compromiso, después vino el cambio de Alcaldes y no ha conseguido nada, por lo que se siente completamente decepcionada. Todos los gastos salen de su bolsillo, con una pensión de $150.000 mensuales, y la cooperación de amigos, particulares, socios de la Agrupación “AYÜN RUKA” (casa de cariño) Tenencia Responsable y ayuda al animal abandonado y de sus 6 hijos, de los cuales se siente orgullosa, nos comenta que trabajó toda su vida para darles una educación de calidad, uno es Médico Oftalmólogo, Una Cirujano Dentista, Otro de los hijos es Bioquímico, una Magíster en educación y  Profesora Universitaria, uno que vive en España y es Ingeniero Civil, con varios Magíster y el conchito que es el regalón de sus hermanos y gran apoyo emocional para sus padres.

Los gastos de mantención son altísimos, nos cuenta que son aproximadamente $500.000 mensuales solo en alimentos, lo que se acrecienta aún más cuando llega la época de desparasitar y vacunar, sumado además a que cada perrito de los 89 que actualmente tiene, son poseedores de su casa propia, unas viviendas fabricadas por ellos mismos, con un techo plegable para una mejor limpieza y forrada por dentro y por fuera, además de aislante en sus paredes y techos para evitar que pasen frío.

El albergue lleva 9 años de funcionamiento, en la actualidad tiene un quorum de 89 canes, los que mañana serán 88, ya que “Constantin” se va con una nueva familia, que lo adoptará, casos que no se repiten muy a menudo, porque Otilia es reacia a  darlos en adopción, porque la gente a veces quiere a los perros solo como mascotas y no les dan los cuidados y tampoco la responsabilidad que amerita tener uno, por lo que estudia muy bien cada caso antes de entregarlos.

Agradece el apoyo de la organización Cañete Animales, de la ciudad histórica, como así también a la Empresa MAROAL, que le donó cloro y otros artículos de limpieza y desinfección para los caniles, lo que la llena de orgullo y gratitud porque una empresa Cañetina se preocupe y no en su propia comuna.

Finalmente nos indica que quiénes quieran conocer un poco más el trabajo que realiza junto a Agrupación “AYÜN RUKA” Tenencia Responsable y ayuda al animal abandonado, la pueden agregar a su Facebook  https://www.facebook.com/otilia.m.troncoso o contactarla al fono Whatsapp +56979891083.

Les dejamos un vídeo y fotografías que Diario Provincial realizó hoy en el Refugio de la Sra. Otilia.

REPORTAJE: Jesús Casallas y Mauricio Burgos.